Ir al contenido principal

Anastasio Rey



Pieza dramática en X retablos.
José Napoleón Rodríguez Ruíz

(Música de la Obra)

QUE GRAN EQUIVOCACION

Mi padre me dijo siempre
hijo! tú serás recolector,
Ay qué hermosa profesión:
Ni los curas, ni doctores,
ni políticos ladrones
ganan más que un recolector.
Cuántos diezmos y primicias!
las mazorcas, los collares,
los huipiles, las enaguas,
las pulseras, los anillos,
mucho oro, mucha plata,
cada día te darán.
¡Qué gran equivocación!
las mazorcas con dos granos,
los collares de pacunes,
ya no hay jade ni oxidiana,
mucho polvo y esqueletos
cada día encuentro más.
Por si eso fuese poco
españoles no me quieren
estos guardias no me quieren
los mestizos no me quieren
en cambio los indios me quieren…linchar.
en cambio los indios me quieren ... linchar.
Hasta ahora yo he vencido
pobres indios, eran pocos,
sin embargo me pregunto
si son muchos, si son muchos
podré vencer después,
tengo miedo, tengo miedo
mucho miedo, mucho miedo
del mañana, del mañana ...
tengo miedo.

SIN TOROTOROJIL

Al mirar tus ojos
bajo la lluvia
me pongo a llorar
en un ovny
en dos ovny
en tres ovny
en seis ovny
en mil ovny
vestido de azul
empiezo a cantar
Hay muchos reyes que perdieron la cabeza
María Antonieta, Luis Dieciséis
Marat y Robespierre
pero casi nadie sabe
de un extraño rey
¡El Rey de los Nonualcos!
Sin caramelos
sin torotorojil
sin gallina ciega
con túnica pipil
Al mirar tus ojos
bajo la lluvia
me pongo a soñar
en un ovny gris
en dos ovny azul
en tres ovny bis
en seis ovny idul
en mil ovny achis
vestido de rojo
empiezo a cantar
empiezo a cantar

REQUIEM PARA UNA CABEZA EXPUESTA
EN UNA JAULA

Por ahora
has muerto,
tu cabeza
aparece en esta jaula,
y brota ya
la primera hierba
de tus cenizas.
Húmedas quizá,
oorque llueve aquí,
la muerte sigue,
y crecen nuevos árboles.

LA CIUDAD PASADA A MACHETE

En aquella época abominable
tenebrosa, dura,
de nuestra implacable historia,
el pueblo de los nonualcos
vivió en gran abundancia.
Los criminales caudillos
montaban de noche y de día
en andaluces caballos
y de su cinto pendían
las espadas toledanas.
Todas las indias lucían
hermosos huipiles azules,
almidonadas enaguas
y los cabellos trenzados
con peinetas sevillanas.
San Vicente, ¡Oh ciudad de Lorenzana!
toda tu riqueza
tendrá que ser repartida
porque viene incontenible
la ira de los nonualcos.
Tú, de las joyas, más pura,
pasada serás a machete
¡Ah! desalmados pipiles
¿Por qué los dioses no acuden?
¡Qué horrendo tu destino!


EL PAIS DE LOS NONUALCOS

El indio Anastasio Aquino
le mandó decir a Prado,
que no peliara jamás
contra el pueblo de Santiago.
También le mandó decir
que los indios reinarían
porque este país era de ellos
como el taita lo sabía.
Aquino lo dijo así:
tan feyo el indio, pero vení.
Seré el rey poderoso
mataré a los ladinos,
a criollos y a extranjeros,
en justicia de mis indios.
Yo quemaré las ciudades
que los blancos hoy gobiernan,
y sin piedad los joderé
. asaltando cuanto tengan.
Aquino lo dijo así:
tan feyo el indio, pero vení.
Las tierras donde trabajamos
las cosechas, ríos y montañas
son propiedad de mis hermanos
que hoy están en la miseria.
   A Prado perdonaría
y también a San Martín,
a sus amos añileros,
si la guerra no me hicieran.
Aquino lo dijo así:
tan feyo el indio, pero vení.
Mas no hay que esperar cuartel,
del ladino y del español,
por tanto yo debo morir
en el campo del honor.
Aquino lo dijo así:
tan feyo el indio, pero venÍ.


Fuente: Rodríguez Ruíz, José Napoleón. (1970). Anastasio Rey. El Salvador, San Salvador, Editorial Universitaria de El Salvador.

Comentarios

Andrea Sabrina ha dicho que…
Perdón, pero, este es el contenido del libro "cuentos y narraciones" de Francisco Gavidia?

Entradas populares de este blog

Escuela de Pájaros

A LA VIBORA, VIBORA... A la víbora, víbora, de la mar, por aquí quiero pasar. Las olas que se acercan, las olas que se van, y detrás de las olas, las olas más y más... Escamas de arco-iris, escamas de metal. ¡ya se durmió la víbora, ya quiere despertar! Camino de mi frente -caminito especial- si de mi frente sale, ¿quien lo puede alcanzar? En menos de un segundo conoce la ciudad; en lo que cierro un ojo por el aire se va; siguiendo mariposas deja juegos atrás y toca de repente, la víbora de la mar. Aunque niño me llamo y no puedo nadar muchas islas descubro sentado en mi diván. Al agua marinera, que baila por bailar, sin mojarme la blusa la puedo atravesar. Caballito marino, caballito de sal, con brida de canciones te logro sujetar. ¿En dónde llora y llora la niña tempestad? ¿En dónde crece, rojo, el árbol de coral? Iremos galopando -rataplán, rataplán- caballo de los tumbos, que sabes galopar. ¡Qué praderas de espuma! ¡Qué montañas

Sara Palma de Jule

                                                             Sara Palma de Jule Nació en Santa Ana. Se graduó como maestra normalista en la Escuela Normal "España", habiendo obtenido el primer lugar de su promoción. Colaboró con  El Diario de Hoy con la "Revista Dominical" de La Prensa Gráfica. Durante varios años trabajó en las Empresas DIDEA, donde fungió como secretaria del magnate don Luis Poma. A su vocación poética se une su ingenio e indiscutibles dotes intelectuales. Una escuela de la ciudad de Apopa lleva su nombre. Es miembro del Ateneo de El Salvador, Ateneo Salvadoreño de Mujeres, Unión de Mujeres Americanas UMA, Organización Mundial de Educación Preescolar OMEP y Club de Mujeres de Negocios y Profesionales. Ha viajado por Guatemala, Costa Rica, Panamá, los Estados Unidos, España, Francia, Italia, Suiza y Austria. Obras publicadas: "Surtidor de Trinos" (1982), "Tranvía de Ilusiones" (1984), "Fantasia" (1994)

Tierra de Infancia

                                                                     Claudia Lars Tierra de infancia es el lugar estético donde el pasado de la realidad, recuperado a través del recuerdo, alcanza actualidad por la prosa poética concretada en diversas formas estilísticas. No es, por tanto, un libro de cuentos; mucho menos una novela. Es, sencillamente, realidad del mundo y del hombre actualizada poéticamente en la dimensión de los hechos y en la dimensión de sus significados. Quizá por eso convenga mejor ir pensando en Tierra de infancia como en un libro de "memorias poéticas." En Tierra de infancia , Claudia Lars, pasada buena   parte de la vida, se empeña volitivamente en actualizar el recuerdo de un lapso importante para ella, la infancia, con origen y finitud como toda experiencia de la vida. Tierra de infancia está impregnada de amor, de alegría y de ternura. Es el rostro del amor personal, el habido por cada hecho y el habido por cada recuerdo. Pero también en Ti