Ir al contenido principal

El Libro de Los Oficios

                                             Miguel Ángel Chinchilla




Futbolista

Por esa época no había cable
y del Barza del Real

Se sabía sólo por revistas
A veces por los diarios

De todos modos qué importaba
Para el cipote bastaba

La caja de chocolatina tirada en la esquina
Pelota cuadrada para practicar el efecto
La finta tiro al arco

Sensación de alas en los zapatos
Como Hermes o Mercurio

Época de amar a Garrincha a Pelé
Luego vendría el Pelusa

Por sus dotes más tarde
Un equipo de la mayor le abrió las puertas
y ay Señor comenzó la siniestra

El dueño del circo un negrero
Pero luego la selecta el gran sueño
Jugar en un Mundial aunque seas el último
Qué importa entonces la mafia mayor
Cuando el estadio rugiendo

La fanaticada la madre rompiendo
Por un equipo por vos haciendo
Magia con tus tacos de Mercurio

Con otros dos igual que vos en la selecta
Seguro que ganamos el Mundial

O por lo menos a México la gran espinita
Pero cuando abrís los ojos en este hoyo
La tristeza más triste del mundo

Sigue siendo infinita.


Guachiman

Dependiendo lo que haga
Podrá ser chaneque cholero o marañón
Siempre listo para su patrón

Trae lleva vigila carga
Fiel como chucho aguacatero
Acostumbrado al improperio
Cualquier cosa por la paga
Medio escribe medio lee

Pero liba chupa bebe
Disfruta cargar los bártulos
De los grupos orquestales
En las tocadas siempre salen
Los tuches y hasta enfaldes

Los lunes en el parqueo
En el talón de los cuises
Lava carros hace mandados
Cualquier cosa sin enfado

Para el guachimán su familia
Vecinos de aquel tugurio

No hay Seguro ni aguinaldo
Tiene treinta parece de cuarenta
Que le cuenten de penurias
Hace poco se le murió una niña
Por el dengue hemorrágico

Vida sin metáfora dónde lo mágico
Al carajo la literatura.


Fuente: Chinchilla, M. A. (2002).  El libro de los oficios. SanSalvador: Ediciones Amate Vos

Comentarios

Entradas populares de este blog

Escuela de Pájaros

A LA VIBORA, VIBORA... A la víbora, víbora, de la mar, por aquí quiero pasar. Las olas que se acercan, las olas que se van, y detrás de las olas, las olas más y más... Escamas de arco-iris, escamas de metal. ¡ya se durmió la víbora, ya quiere despertar! Camino de mi frente -caminito especial- si de mi frente sale, ¿quien lo puede alcanzar? En menos de un segundo conoce la ciudad; en lo que cierro un ojo por el aire se va; siguiendo mariposas deja juegos atrás y toca de repente, la víbora de la mar. Aunque niño me llamo y no puedo nadar muchas islas descubro sentado en mi diván. Al agua marinera, que baila por bailar, sin mojarme la blusa la puedo atravesar. Caballito marino, caballito de sal, con brida de canciones te logro sujetar. ¿En dónde llora y llora la niña tempestad? ¿En dónde crece, rojo, el árbol de coral? Iremos galopando -rataplán, rataplán- caballo de los tumbos, que sabes galopar. ¡Qué praderas de espuma! ¡Qué montañas

Sara Palma de Jule

                                                             Sara Palma de Jule Nació en Santa Ana. Se graduó como maestra normalista en la Escuela Normal "España", habiendo obtenido el primer lugar de su promoción. Colaboró con  El Diario de Hoy con la "Revista Dominical" de La Prensa Gráfica. Durante varios años trabajó en las Empresas DIDEA, donde fungió como secretaria del magnate don Luis Poma. A su vocación poética se une su ingenio e indiscutibles dotes intelectuales. Una escuela de la ciudad de Apopa lleva su nombre. Es miembro del Ateneo de El Salvador, Ateneo Salvadoreño de Mujeres, Unión de Mujeres Americanas UMA, Organización Mundial de Educación Preescolar OMEP y Club de Mujeres de Negocios y Profesionales. Ha viajado por Guatemala, Costa Rica, Panamá, los Estados Unidos, España, Francia, Italia, Suiza y Austria. Obras publicadas: "Surtidor de Trinos" (1982), "Tranvía de Ilusiones" (1984), "Fantasia" (1994)

Tierra de Infancia

                                                                     Claudia Lars Tierra de infancia es el lugar estético donde el pasado de la realidad, recuperado a través del recuerdo, alcanza actualidad por la prosa poética concretada en diversas formas estilísticas. No es, por tanto, un libro de cuentos; mucho menos una novela. Es, sencillamente, realidad del mundo y del hombre actualizada poéticamente en la dimensión de los hechos y en la dimensión de sus significados. Quizá por eso convenga mejor ir pensando en Tierra de infancia como en un libro de "memorias poéticas." En Tierra de infancia , Claudia Lars, pasada buena   parte de la vida, se empeña volitivamente en actualizar el recuerdo de un lapso importante para ella, la infancia, con origen y finitud como toda experiencia de la vida. Tierra de infancia está impregnada de amor, de alegría y de ternura. Es el rostro del amor personal, el habido por cada hecho y el habido por cada recuerdo. Pero también en Ti